COMPARTAMOS EL ROCANROL

   En las últimas semanas he creado no polémica pero sí cierta discusión con las opiniones que vierto en «LA RUTA DEL DUENDE». Hay para quien sus ídolos son intocables, todas sus canciones son maravillosas y si cagan no cagan mierda, cagan oro (perdonadme la ordinariez aunque creo que es adecuada). Me parece bien, pero yo soy de los que no tengo ningún problema en admitir que algunos de mis músicos favoritos han grabado porquerías y han sacado discos malísimos. De igual forma, no tengo explicación para justificar por qué grupos como AC/DC me gustan tanto, y pongo el ejemplo de los australianos porque aunque lo que hacen es «sota-caballo-rey» a mí me vuelven loco, y no me apetece entrar en la historia de si beben del blues o Angus es el mejor guitarrista o si su música es puro sentimiento… Me encantan, no necesito ni me apetece analizar a qué se debe.

   Por otro lado, hoy me ha venido un compañero de curro con aquello de «no me gusta FITO porque se vendió, a mí me molan PLATERO porque eran más auténticos». Pero, ¿qué me estás diciendo? FITO dejó PLATERO cuando estos últimos llenaban la Sala Rivera de Madrid y comenzó un nuevo proyecto consciente de que podía salirle mal la historia. Recuerdo que presentó su segundo disco en el Hebe de Vallekas (sitio emblemático de aforo muy muy reducido), un Lunes, ante no más de cien personas. Si mi compi me dice que no le mola lo que hace FITO con FITIPALDIS pues vale, lo entiendo, a mí personalmente me parece que en sus dos últimos trabajos se ha repetido bastante. Pero… ¿vendido? Soy pinchadiscos y he visto bailar y cantar a pijos no sólo con FITO sino con LA FUGA  y los clásicos de BARRICADA, REINCIDENTES, PORRETAS… ¿¿y qué?? ¿¿Acaso el rocanrol es sólo nuestro?? Ya sé que nosotros apoyamos con fe ciega a todas estas bandas, pero por favor, no paramos de quejarnos de que el rock en nuestro país está marginado y, sin embargo, nos tiramos de los pelos cuando uno de nuestros grupos favoritos suena en una radio o entre sus seguidores no sólo se encuentran rockeros. En mi opinión no es lo mismo que una banda de rock decida suavizar su sonido o tomar otros derroteros musicales buscando un mayor éxito comercial (decisión por cierto respetable) que el hecho de que una canción llegue a un público mayoritario porque, simplemente, ésta GUSTA, por su melodía, su estribillo, su letra o qué se yo. Las canciones son para compartirlas, colegas.

   Cada cual es dueño de sus decisiones. Yo, por ejemplo, soy visto por algunos como un «dj demasiado comercial». Tengo el placer de poner rocanrolitos de los 50 y los 60 en el «VIVA LAS VEGAS CABARET» y, aunque tengo una amplia colección de discos entre los que elegir, los temas que suenan en mis sesiones son ante todo bailables, anteponiendo el movimiento de caderas a la «pureza» de las grabaciones. Dejadme que me ponga «friki» (melómano): el «Great balls of fire» de JERRY LEE LEWIS de 1957 es irrepetible, preguntad a un rocker de los que no se despeinan el tupé ni buceando, pero la grabación que hizo el «KILLER» en 1989 consigue que cualquiera, ya sea heavy o punki, salte sin parar durante dos minutos y medio. Conclusión: logro que el rock «viejuno» llegue a personas de diferentes «tribus», y eso es lo que busco. ¿Soy comercial? Vale, si eso es lo que te parece, llámame «comercial»… talibán.

   Porque amamos el rocanrol, vamos a dejar que llegue al resto de la gente. No seamos cerrados de mente.

~ por duenderock en 11 abril, 2011.